Así comienza una era en donde Argentina no logró malos resultados (1-0 a Brasil en Catar, 2-1 en Ginebra contra Portugal, un 4-2 a Paraguay, entre otros), pero que nunca logró encontrar un juego característico. Argentina regresó a un mundial después de 24 años, más precisamente a la de 1958 celebrada en Suecia. Estrictamente, las tandas de penaltis no deciden al ganador de un partido, sino que este se mantiene empatado y el resultado de la tanda se limita a seleccionar al equipo que pasa de ronda o gana un torneo.