En 1992, Argentina ganó la Copa Kirin, un torneo amistoso (derrotando a Japón y Gales), y en octubre, se ganó el derecho de participar en la Copa Rey Fahd. Inmediatamente después de la Copa América, Argentina tuvo que jugar las eliminatorias para la Copa Mundial de 1994, celebrada en los Estados Unidos. El equipo se encontraba inmerso en un período destacado en el que llegó a disputar hasta treinta partidos consecutivos sin conocer la derrota.